Cuándo eres intermediario, buscas contactar con futbolistas de nivel

Cuándo te registras como intermediario en la RFEF y eres nuevo en la profesión, lo que quieres es detectar el talento y contactar con futbolistas de nivel. Tanto lo uno como lo otro no es tarea fácil.

¿El talento se hace o se nace?

En las últimas décadas, los investigadores han estado claramente divididos en dos posiciones extremas:
• Talento determinado por la herencia genética del deportista: determinismo genético, genotipo.
• Talento debido a la influencia del entorno del deportista: entrenamiento, entrenadores, familia, instalaciones, actividad deportiva, edad, oportunidad,...
Independientemente de en qué posición nos situemos, lo que si parece cierto es que ambos aspectos condicionan el futuro del jugador.
¿En qué medida?. Pues aún no lo sabemos exactamente.

Sabemos que existen algunas características del jugador que vienen:
• Condicionadas genéticamente.
• Conocemos que los aspectos contextuales juegan un papel importante para justificar esas diferencias de rendimiento.
Nuestro comportamiento no sólo está determinado genéticamente sino también por el ambiente, especialmente la experiencia y el aprendizaje.
Las razones que explican este hecho hay que buscarlas en el modo en que madura el cerebro humano.
Las relaciones entre células crea potencialidades nuevas para el organismo y preside la aparición de comportamientos nuevos.
En un primer momento, esas sinapsis se encuentran en un estado de funcionamiento lábil.
Desempeñan su función de transmitir los influjos pero evolucionan hacia uno u otro de los dos estados siguientes: degeneración o estabilidad.
Si la conexión lábil establecida no es útil y activa, esa sinapsis degenera y deja de ser funcional.
En cambio, si es lo suficientemente activa pasa a una condición estable y sigue siendo funcional por tiempo.
La ontogénesis es la historia de esa estabilización selectiva de la sinapsis. Los programas genéticos controlan la proliferación sináptica y, a su vez, las influencias del ambiente seleccionan cuáles de las conexiones establecidas han de conservarse.
En ausencia de estimulación por parte del medio, el sistema se desarrolla, pero no se mantiene.
A la inversa, mientras el sistema no esté maduro no es posible adquirir ciertas habilidades complejas.

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